24 Dic Y el Verbo se hizo carne…
‘Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros…’ (Jn 1, 14) Acostumbrados a oir esta frase nos parece algo normal, lógico y natural que Dios, el Todopoderoso, la Palabra eterna, el Amor infinito, el Creador del mundo, nuestro Hacedor, asuma nuestra humanidad, toque nuestra realidad y comparta nuestra cotidianeidad… Y de natural, lógico y normal tiene poco.
Que Dios se haga uno como y con nosotros es el acontecimiento más extraordinario que ha podido acaecer en la historia de la humanidad. Pero tan acostumbrados estamos a oírlo (quizás no tanto a escucharlo, reflexionarlo y dejarlo reposar en nuestro corazón) que damos por sentado que no fue más que lo que tenía que ser, que ocurrió lo que debía suceder, que aconteció lo que estaba escrito y previsto desde los albores de la Creación…
Y olvidamos que Quien pudo ser grande escogió nacer en la fragilidad de un recién nacido; Quien pudo vivir en un palacio vino al mundo en un establo rodeado de miseria; Quien pudo cambiar el ritmo de la historia con su poder optó por hacer del Amor oblativo el arma de su actuar…
Navidad es tiempo de compartir porque Dios se ‘comparte’ con nosotros. Lo extraordinario se hace ordinario desde los brazos extendidos de un recién nacido que solicitan de ti y de mi que hagamos algo extraordinario con nuestra vida ordinaria: compartirnos con quienes están a la orilla de nuestro camino, como hizo El, como hizo María, como hizo Juana María…
¡Feliz Navidad!
Lo sentimos, el formulario de comentarios está cerrado en este momento