En la Residencia Juana María, fieles al carisma heredado de Juana María Condesa, continuamos con la labor de atención a las mujeres trabajadoras. Atención humana y espiritual, ser un rayo de luz para todas aquellas mujeres que necesitan una mano amiga…
En la Residencia conviven habitualmente unas 30 mujeres de diferente edad, raza, lengua, cultura, religión… Asiáticas, africanas, americanas, europeas… todas conviven en armonía, en un ambiente cálido y familiar. Los fines de semana pueden llegar a ser entre 45 y 50, pues las que trabajan ‘internas’ los días libres vuelven a “casa”.
Nuestro empeño está en crear un ambiente cálido y familiar, lo más parecido al hogar que la mayoría dejaron atrás por venir a buscar un medio de vida digno para mantener a sus familias. Y, para nosotras, crear un hogar es atender a las mujeres en todas las dimensiones: material, humana, cultural, social, religiosa…
¿Cómo lo hacemos? Mensualmente tenemos un encuentro formativo-festivo en el que, tras un espacio formativo en valores, se comparte distendidamente la riqueza cultural de sus países de origen: música, baile, comida, expansión… Para atender la dimensión espiritual de cada persona ofrecemos semanalmente un espacio de oración-reflexión, independientemente de las creencias o prácticas religiosas.
A través de un convenio con el Ayuntamiento de Valencia atendemos a un grupo de mujeres muy vulnerables, cubriendo sus necesidades básicas y facilitándoles los conocimientos elementales para poder optar a un empleo en el servicio doméstico.
Numerosas llamadas de teléfono demandando mujeres nos hicieron crear una bolsa de empleo; además de facilitar el contacto entre quien demanda una mujer y ésta, hacemos un proceso de acompañamiento y seguimiento del proceso de integración entre ambas partes.
La formación es otra de las dimensiones que procuramos atender; por ello tenemos un grupo de Voluntarios que enseñan nuestro idioma y costumbres.
Las clases están abiertas también a chicos, siendo mayoritario el grupo de subsaharianos que acude diariamente para ir inculturizándose entre nosotros.
El día a día es el que nos va dando las pautas para continuar con nuestra labor teniendo como meta la atención a este sector de la población frágil y vulnerable: la mujer, especialmente en estos momentos la mujer extranjera.