Esclavas De María Inmaculada | INQUIETUD VOCACIONAL
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INQUIETUD VOCACIONAL

‘Les dijo: Venid y veréis…’ (Jn. 1, 39). ‘La mies es mucha, pero los obreros pocos. Rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies’ (Mt. 9, 37-38).

La invitación de Jesús: ‘Venid y veréis’ (Jn. 1, 39) sigue siendo aún hoy la regla de oro de la pastoral vocacional. (VC, 64)

La vocación a la vida religiosa es gracia concedida por Dios a algunas personas para que, consagradas con nuevo título a El, vivan sin división de corazón la vida y la misión de la Iglesia. (C. 79)

Todas las Hermanas estamos obligadas a orar para que Dios nos envíe vocaciones, por lo que todas tenemos que colaborar también, generosamente, con una vida verdaderamente evangélica, sintiéndonos responsables todas las comunidades de la pastoral vocacional. Para que ésta se lleve a cabo con mayor eficacia, el Consejo General formará un Equipo de Pastoral Juvenil y Vocacional que anime y coordine las actividades e iniciativas oportunas, tanto en el interior de la Congregación como entre la juventud. (cf. C. 84 y D. 53)

¡Y SI DIOS TE LLAMARA…!

 


 

Si quieres hacer algo por los demás,
si algo te inquieta por dentro,
si crees que este mundo puede cambiar,
si buscas sentido a tu vida,
si Dios tiene un lugar en tu corazón…

Si sientes que algo vibra en tu interior,
si sabes descubrir la belleza de la Creación,
si haces brotar una sonrisa a tu alrededor,
si tu vida se mueve por amor,
es que Dios ha tocado tu corazón…

Si luchas por un mundo mejor,
si cada día te esfuerzas por ganarte el pan,
si te inquietan los derechos de los demás,
si crees en la dignidad del trabajo,
si deseas que se respeten los derechos humanos,
Juana María tiene algo que decirte…

 

 

¿QUÉ? ¿A QUIÉN? ¿A MÍ? SÍ, A TÍ…

 


 

¿Te lo has preguntado alguna vez?
¿Te has parado a pensar que Dios puede estar pensando en tí?
¿Por qué sí?…
Pero, ¿por qué no?
¿Quieres saber más?

Un acontecimiento. Acontece en la vida de la persona. Sucede como algo nuevo, rodeado de circunstancias históricas, sucede en el tiempo. Por ello, es preciso descubrirla, discernirla, disponerse para una respuesta.

Un acontecimiento misterioso. Es decir, que se comprende únicamente desde la conciencia de la presencia de Dios. El misterio de la vocación ilumina grandemente la vida de una persona y todas sus circunstancias, da claridad y seguridad para obrar.

El ser humano como actor. Aunque es Dios quien llama, evidentemente el hombre tiene calidad de persona actuante, de colaborador con Dios en el misterio de su vocación. Por ello, tiene la responsabilidad de acoger el llamado que se le hace.

Dialogando con Dios. La relación es fundante para la persona. Es una de las características que la definen: es persona porque puede relacionarse consigo misma, con los demás y con Dios. Esa voz que llama, implicando toda su personalidad y toda su vida, solamente puede ser de Dios. ¡Sólo él es Señor!

Una misión. La vocación se asienta en una realidad. Dios llama a todas las personas motivado por el amor a ellas y al pueblo entre el cual viven, pero la vocación no es un simple privilegio, tiene un último destinatario: el pueblo. El hombre es llamado por Dios y es enviado a la vez por el que llama para enviar. Vivir una vocación es asumir una misión.

Una respuesta concreta. La respuesta humana es un componente esencial de la vocación. Por tanto, si no hay llamado de Dios no hay vocación, como no la habría sin la respuesta del ser humano. La vocación es la conjunción de estos dos elementos: humano y divino. Dios toma la iniciativa, es verdad, pero toma en cuenta a la persona elegida. Nos ama y respeta y nos invita a colaborar con Él.

• Para quien adquiere conciencia del llamado de Dios, Dios y los signos de su presencia serán siempre su única seguridad; lo demás perderá solidez.

• La persona llamada es alguien que ha salido de sí y de sus intereses para buscar los intereses de Dios (Teresa de Ávila) que son los mismos intereses del pueblo.

• La vocación implica la dedicación de las personas con todo lo que ellas son. Por ello no se puede decir: tengo vocación; más bien hay que reconocer que la vocación nos tiene, nos posee y nos destina a dar unos frutos concretos.

• Se parece a un enamoramiento, en el que todas las cosas son interpretadas desde el amor.

Ser una respuesta para Dios y para la humanidad

 


 

 

¿Por qué una joven de hoy puede ofrecerse para ser religiosa “Esclava de María Inmaculada”? ¡Hay que dar razones para hacerlo! Pienso sólo en algunas y, con cierta esperanza escondida, os las propongo. Mujer joven o adulta, trabajadora o en paro, profesional o en formación, quizá era lo que tu corazón podía desear y no lo escuchabas latir. Puedes hacerte religiosa Esclava de María:

 


 

 

• Porque algo te dice que Dios podría ser algo muy importante para ti y, a veces, hasta lo más importante; y las hermanas dicen que lo viven todo por Dios. Quizá conoces la Palabra que invita “amarle con todo nuestro corazón, con toda nuestra inteligencia y energía, con todo nuestro ser”.

• Porque tú amas y te sale con fuerza el amor, pero no siempre lo encauzas bien o aún no has encontrado con quién o con quienes podrías vivirlo, madurarlo, purificarlo y llevarlo hasta el colmo.

• Porque las “Esclavas de María” son una congregación religiosa pequeña y no muy poderosa, y eso la hace atractiva.

• Porque tienen misiones abiertas en España y en Latinoamérica. Piensas tú: ¿qué haría Juana María hoy, a su estilo, sin armar mucho ruido? Quizá vendría a verme a mi casa, a donde trabajo y estudio, y con sus ojos y ternura me hablaría…

• Porque has conocido una hermana, o dos, que te han dejado un impacto que no se olvida, llevaban algo en ellas que no es cosa de un día y te merece la pena.

• Porque eres muy sensible a las personas a las que atienden las hermanas, mujeres que han de dar mucho más de sí y para ello les acompañan y las forman; y, especialmente, mujeres en riesgo de exclusión social, a las que les falta casi todo menos la dignidad de mujer e hija de Dios.

 


 

 

Podría continuar, podrías ahora continuar tú dando otras razones más personales. Pero una cosa no podemos negar: hay verdaderas y bellas razones para hacerse “Esclava de María Inmaculada” hoy. Y no sería la última razón si ya amaras a aquella mujer de Nazaret llamada María que es la madre de nuestro amado Jesús y madre nuestra.

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