Esclavas De María Inmaculada | Mensaje por el día de la Madre Juana María
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Mensaje por el día de la Madre Juana María

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15 Ene Mensaje por el día de la Madre Juana María

Mensaje con motivo de la Festividad de la Beata Juana María Condesa Lluch

Hna. María Dolores Sempere, emi

A las Esclavas de María, los colaboradores de nuestras obras y apostolados, los destinatarios de nuestra acción pastoral, los simpatizantes de nuestro carisma, …:

‘Santa, sí, pero sin ruido, en el cielo, no en la tierra’ es una de las frases que se atribuyen a nuestra Madre Juana María, que nos invita a reflexionar en su talante espiritual y en su vida plenamente anclada en Dios: hacer todo por Dios, por amor y con amor, sin hacerse notar.

Creo que, dada la situación que estamos viviendo a nivel global de confinamientos y restricción de reuniones y encuentros, este año va a hacerse realidad. Poco ruido podremos hacer en nuestras comunidades y obras para celebrar el día de nuestra Madre Juana María, pero no por ello dejará de resonar en el cielo nuestra plegaria y nuestra gratitud.

Nuestra plegaria de intercesión elevada a Dios por medio de ella suplicando por tantas necesidades que en el día a día vamos encontrando en nuestro camino, muchas de ellas originadas por la pandemia del Covid-19, cuyo paso por nuestra vida está dejando muchas heridas que necesitan del bálsamo sanador de la oración: despedida de familiares, enfermedades, problemas familiares, inestabilidad laboral, carencias de todo tipo…

Nuestra oración de agradecimiento por la vida de la Madre Juana María, por su presencia en nuestro caminar, porque ella va acompañándonos en los momentos de gozo y de dolor, porque vela con amor de madre por cada uno de nosotros, por cada una de nuestras comunidades y obras, porque ella alienta y estimula nuestra misión de testimoniar la ternura de Dios.

A lo largo de estos meses, en los que han aflorado en todas partes la vulnerabilidad de tantos y tantas, me he preguntado muchas veces cuál habría sido la respuesta y la actitud vital de la Madre Juana María ante el desconcierto reinante y la inseguridad persistente… Hoy quiero acercarme de puntillas a su corazón para desvelar su respuesta.

Juana María hizo del servicio el lema de su vida, y su proceder ante la confusión originada por el coronavirus se hubiera transformado en servir más y mejor, con más ahínco, con mayor determinación. Desde una mirada compasiva se acercaría a los más pequeños, a aquellos a quienes la pandemia ha hecho todavía más frágiles si cabe, ofreciéndoles gestos concretos de solidaridad, de fraternidad, de sororidad.

Y este servicio estaría alentado y orientado, sin lugar a dudas, por su fuerte enraizamiento en Dios, porque El estaba en el vértice de sus pensamientos, y El era quien la movía y motivaba a entregarse a los demás; porque en sus largos momentos de oración, de diálogo íntimo con el Señor, y en la vivencia diaria de la Eucaristía fue gestándose en su corazón la misericordia de Dios.

Cercanía, acogida, ternura, comprensión, escucha, paciencia… serían las actitudes que ofrecería a quienes encontrara en su camino viviendo el dolor, el miedo, la angustia, la soledad, la precariedad, la desorientación… frutos de esta insólita situación. Una palabra amable, un gesto amistoso, una mirada sonriente serían su modo de solidarizarse con aquellos que están sufriendo, por uno u otro motivo, las consecuencias de esta pandemia.

Sí, Juana María calladamente, con pequeños gestos, además de paliar necesidades concretas, habría ayudado a muchas personas a sonreír en medio del dolor, a valorar las pequeñas cosas de cada día, a quedarse con lo esencial, con lo que realmente importa, a abrazar la esperanza; les habría orientado a confiar en Dios a pesar de la incertidumbre del momento, a vivir desde la interioridad…

Hermanas, amigos… Juana María, desde el cielo, nos anima a celebrar su fiesta no con grandes celebraciones sino con sencillos actos que engrandecen el alma, sin ruido, para que, solamente en el cielo se perciba el polvo de nuestras acciones. Juana María nos invita a servir a nuestros hermanos con entrañas de misericordia porque son muchos los que esperan de nosotros que les tendamos una mano, les prestemos un hombro o les ofrezcamos una sonrisa; los que necesitan ser acompañados, escuchados o consolados; los que buscan cobijo, tienen hambre o necesitan consejo. Juana María, hoy, nos apremia a percibir que son muchos los que necesitan de nosotros porque viven situaciones límites, pero quizás son más los que esperan de nosotros que, como ella hacía, les llevemos a Dios.

¡Feliz Día de la Madre Juana María!

Valencia, 16 de enero de 2021

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